lunes, 16 de abril de 2012

EDUCAR PARA EL ÉXITO

Muchas veces pensamos que aquellas personas que son más inteligentes van a conseguir mayores éxitos personales y/o profesionales. Hoy sabemos que son múltiples las inteligencias que poseen las personas y muchos, por tanto, los ámbitos en los que podemos triunfar.

Pero podemos pensar que sólo depende de nuestras capacidades intelectuales la consecución de nuestros éxitos. Nada más lejos de la realidad. Cada vez está más claro que el trabajo y la constancia son las mejores herramientas para conseguirlo.


Investigadores en Educación como Jose A. Marina hacen referencia a un tipo de “inteligencia para el éxito” a la que J.A.Marina denomina “talento”, que sería aquella que se utiliza para conseguir objetivos importantes. Un concepto de inteligencia más amplio que la que miden los test de inteligencia porque incluiría la tenacidad, el esfuerzo, la resistencia a la frustración y la gestión de nuestras emociones. Las personas que la poseen saben motivarse, controlar sus impulsos, saben cuando perseverar, saben sacar el máximo provecho a sus capacidades, terminar las tareas, tener iniciativa, no dejar las cosas para otro día…

¿Cómo influye el trabajo duro, la constancia en conseguir este “talento” o “inteligencia para el éxito”? De una manera absoluta.
Muchos investigadores sostienen que las grandes habilidades en cualquier terreno (deporte, música, arte, matemáticas…) requieren de, aproximadamente, una década de trabajo intenso. “No hay ningún tipo de célula que posean los genios y no tengamos el resto. La diferencia es trabajar más que los demás” (A. Ericsson)

Gladwell, investigador americano, afirma que “el éxito es talento más preparación. Pero cuanto más se estudia las carreras de los mejores dotados, menor les parece el papel del talento innato y mayor el que desempeña la preparación”.

¿Es el talento una cualidad heredada? No todos nacemos igualmente dotados, lo importante es desarrollar al máximo nuestras capacidades. J.A. Marina dice que "la inteligencia humana se parece mucho al juego del póker. Tanto en la vida como en el juego, se nos reparten unas cartas que no podemos elegir (cartas buenas y cartas malas). Es mejor tenerlas buenas, pero gana quien juega mejor con las que tiene".
De eso se trata, de que ENSEÑEMOS A JUGAR BIEN.

Este texto ha sido elaborado a partir del artículo de Gaspar Hernández: "El talento para quien se lo trabaja" y de la obra de J.A. Marina "La educación del talento" Ed. Ariel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario